Gustavo Di Pace (1969). Publicó los libros de cuentos Los patios interiores, Libris de Longseller, 2003, Mi yo multiplicado, El chico del ataúd y Plan para la máquina de espejos, Alción Editora, 2011, 2014 y 2022 respectivamente, la novela Tuya es la sangre, en 2016 y el ensayo La escritura del Grito Primitivo, en 2018, bajo el mismo sello. Escribió además Para entrar en estado literario, Leer a Borges es como mirar el mar, Conceptuario (ensayos), Meditaciones, un ejercicio de escritura y respiración (poesía) y Crucifixión (novela) aún inéditos.
Publicó diversos textos en antologías y revistas de Argentina, México y España. Colaboró en la revista Reflexiones y Debates con su columna Mismidades y egomanías de un tal Vorazip y en CAM, la Web Cultural con reseñas de libros, películas y obras de teatro.
También ha sido jurado en concursos literarios, dio charlas sobre Escritura Creativa y literatura en diversos puntos del país (vida y obra de Jorge Luis Borges, Julio Cortázar, Roberto Arlt, así como también cursos sobre Géneros Literarios y Literatura Argentina). Participó en medios de Argentina y España (Clarín, La Nación, Revista Bepé de la CONABIP, La máquina del tiempo, Los Asesinos Tímidos, Axxón, El Perseguidor, Lea, CommTools, Serendipia, Iguazú). Desde 2006 coordina El Respiradero, taller literario y dicta seminarios en diversos ámbitos académicos y culturales (Centro Cultural Borges, Fundación Internacional Jorge Luis Borges, Universidad de Flores, Universidad de la Marina Mercante, Facultad de Psicología de la UBA, Café Cortázar, La Abadía Centro de arte y estudios latinoamericanos, Colegio de Trabajadores y/o Asistentes Sociales de Morón, Asociación Italiana de Socorros Mutuos de Belgrano, Centro Cultural Arturo Jauretche, Biblioteca de Olivos, etc.)
Maquilladores de muertos, hombres que no duermen, ceremonias impensadas, mundos conectados por una letrina…
Los Patios Interiores se recorre con la incertidumbre que fatalmente subyace, y que a veces, si nos atrevemos, dejamos aflorar en cada uno de nosotros.
Nada es sabido en este libro. Caminamos a tientas y con las manos adelante, con la casi exasperada sensación de que nuestros sentidos no son suficientes.
Una obra conmovedora, enigmática y fascinante. La ópera prima de Gustavo Di Pace.
Un narrador que oficia de escultor, de arquitecto o de simple observador. El inconsciente aparece y se plasma. El trabajo, arduo, talla el fraseo. Di Pace escribe, ordena, quita la hojarasca y vuelve a escribir. Entonces, suceden las mixturas. Entonces, sucede el yo multiplicado: estos cuentos
Los sueños llegan a sitios vedados, recónditos. La literatura puede acceder también a esos lugares: Un chico que lleva a modo de portafolios el cajón de su padre muerto; la aparición de una niña a los pies de la cama, cada noche; el instante único y salvador del crepúsculo. El escritor como médium, la sinceridad que quema. Y que las historias sean, siempre, lo que quieran ser.
¿Alcanzarán tres rollos de fotos para develar el misterio? 36, 24 y 12 foto-capítulos donde la muerte de un ignoto actor devenido en mito, llevará al fotógrafo de la pesquisa a emprender una investigación paralela. Así, actores desangelados, policías y jueces corruptos y hasta un programa de chimentos, acompañarán la búsqueda de la identidad del supuesto asesino. No será fácil. El mismísimo comisario le dirá que “no es bueno patear hormigueros”. En un mundo donde los inocentes parecen ser los culpables y los culpables, los inocentes, el protagonista deducirá una verdad insospechada, y descubrirá otra, de carácter íntimo, personal.
De trama original, Tuya es la sangre es el nuevo libro de Gustavo Di Pace, quien reescribe en sus propios términos el género policial.
La escritura del Grito Primitivo es un libro que se escribe entre el ensayo y la poesía, la ficción y el manifiesto. El autor aborda temas como la locura, el mal y la creación. Escribir es quitarse la ropa del yo, dice. Quedarse afuera de la propia Obra y volver a comenzar, agrega.
Mientras habla de las literaturas de Blanchot, Vian, Rilke y Borges, construye puentes a la filosofía de Nietzsche y Heidegger, el cine de Tarkovski y la música de Piazzolla. Entre todas estas voces subyace la historia de un escritor que, en los bordes, se deja llevar por la imaginación y el lenguaje: siempre necesario, siempre peligroso.
Di Pace es un autor en busca de aquel grito, el primordial, el que le permitió ser. Y lo hace para honrarlo, para darle palabra al agujero que es todo origen. Una mirada del mundo en el desasosiego del mundo, una fe literaria.
Este libro cuenta la vida y obra de Lucio Pietrángelo, un coleccionista de espejos que crea una extraña máquina cuya finalidad es de índole metafísica: “Me propuse aprehender los cimientos de la ciencia para llegar a otro sitio, invisible y primordial”. Así, conceptos como “metaquímica del ser”, “tempestad sistémica” o “torrente extraviado del espíritu” son faros en las historias que transcribe luego de las experiencias con el artefacto. ¿Qué es lo que ve realmente el protagonista? ¿Se disgrega su yo, se multiplica frente al reflejo de su invención? Las visiones se traducen en un pasado maleable, la posibilidad de una muerte otra o, incluso, la confrontación con el todopoderoso mito desde una camilla de hospital.
Plan para la máquina de espejos es el nuevo trabajo de Gustavo Di Pace, quien lleva a la ciencia ficción, al fantástico y a otros géneros a una dimensión más humana, filosófica y trascendental.
Conceptuario, Índice de voces, neologismos y curiosidades, es la construcción de una mirada. En sus páginas, Gustavo Di Pace compendia aquellas palabras e ideas que tienen resonancia para él, sea por lo que significan, por un recuerdo que despiertan, por su eufonía o por una misteriosa emoción. Pero no sólo eso: mientras lo hace, la creación surge y se manifiesta a través de neologismos que son también hallazgos, epifanías. Así, conceptos como adagio del pensamiento, Grial personal, cielo poético, voluntad poderosa, yo multiplicado o aquel que postula una poética, el Grito Primitivo, conforman lo que podríamos llamar el universo dipaceano.
Un libro de estas características, en el cual no están ausentes la ironía y el humor, aplaude el vocabulario, estimula la imaginación y honra el objetivo mismo de toda literatura: el trabajo con la palabra.
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